Hola a todos:
Hoy que todos hablamos de respeto, me gustaría que le dedicáramos unos minutos a describir cómo se aprende a respetar.
Hay temas que universalmente se usan para iniciar una conversación, cómo el tiempo. Hay otros que, si salen, irremediablemente todo el mundo dará su opinión. Uno de ellos es ¡cómo está la juventud de hoy! Y los argumentos más probables serán: no respetan nada, son uno vagos incapaces de hacer un esfuerzo, no tienen interés por nada, pasan de todo… para acabar con el irremediable final de antes las cosas eran diferentes, ¡a dónde vamos a llegar! Parece que, según nos hacemos mayores, en algún momento tuviéramos que decir que esta juventud de hoy es un desastre, sin acordamos que oímos lo mismo de nuestros padres y abuelos cuando los jóvenes éramos nosotros.
Esto no significa que no haya que reflexionar acerca de dificultades que en cada generación va surgiendo y las consecuencias que pueden traer. Hoy podemos hablar de los nativos digitales, del ciber-ocio, consumismo, tiranía y mucho, del respeto a la autoridad.
Educar con límites y normas justos, con consecuencias claras y consistentes, son las claves para que el niño reconozca como figura de autoridad al adulto encargado de dirigir su comportamiento.
Si el adulto es visto como un igual dice: “soy el mejor/la mejor amiga de mi hijo/a”. La frase es de lo más atractiva, pero, claro: ¿Cuántos amigos tienes… y cuantos padres? La relación nunca puede ser simétrica; es, por definición asimétrica, como la que tendrá que establecer con el profesor o con su jefe el día de mañana. El argumento de colega distorsiona porque el niño/adolescente necesita límites, necesita oír “no” sin entrar en disquisiciones, sin que nos maree con sus argumentos. Es un niño ensayando ser adulto y eso significa que el responsable ha de entender esta fase y no reforzar determinadas conductas.
¿Cómo ceder el asiento a una persona mayor en el autobús si nadie le enseñó a hacerlo? Y si no lo hace ¿cómo tener en cuenta que ese mayor está más cansado que tú, que su movilidad es más reducida? ¿Por qué negarle la experiencia de ponerse en el lugar del otro? El tan traído y llevado respeto consiste en pequeñas actuaciones que con el tiempo hacen al niño (ya adulto) asimilar el valor del respeto. Eso es educar en valores.
Evaluamos si volver al usted o a subir en la tarima al maestro son medidas que hay que recuperar. Lo cierto es que ayudan pero cuando el profesor, el padre, el abuelo o el monitor mantienen los límites y los siguen de consecuencias, no necesitan estos instrumentos.
Un saludo
Rocío Ramos-Paúl