Educar las emociones es nada más y nada menos que conseguir que los niños adquieran habilidades para resolver la dificultad de entender y expresar sus propios sentimientos y los de los demás.
Un niño con un sano desarrollo emocional será un adulto seguro, feliz y mejor preparado para enfrentar los retos del día a día. Aumentará sus posibilidades de éxito en la pareja, los amigos, el grupo de trabajo, es decir, en todas las relaciones sociales que tenga que establecer.
Las emociones se empiezan a educar en casa, a través de la imitación.
Os dejamos una serie de pautas a tener en cuenta en el día a día:
- No quites importancia, ni juzgues las expresiones que el niño hace espontáneamente: «Veo que estas triste, contento, enfadado…” que sepa cómo se llama y cómo identificarlo y evitaras las somatizaciones que el cuerpo hace cuando reprime lo que uno siente.
- Pregúntale y escúchale, entendiendo como se encuentra: “¿Cómo te sientes ahora?
- No juzgues sus emociones (la tristeza es tan natural como la alegría).
- Descríbele, poniéndole nombre, lo que siente: ”Como has sacado menos nota en el examen de mates de lo que esperabas, entiendo que estas enfadado y triste”
- Enséñale a canalizarlas, y dile que No manteniéndolo.
- Anímale a que experimente a practicar en situaciones nuevas.
- Aprende con él, haz de cada nuevo aprendizaje un juego, permite que aprenda y lo haga solo.
- Corrige su comportamiento cuando cometa fallos.
- Felicítale por los logros.
- Fíjale pequeñas metas y estimúlale para que lo intente conseguir.
¿Por qué educar las emociones?
- Reconocerá sus emociones y por tanto las de los demás
- Diferenciará entre lo que necesita y lo que desea
- Aprenderá lo adecuado e inadecuado de sus acciones a través de las consecuencias que producen
- Sabrá que lo que siente no le hace mejor o peor persona, sino lo que hace
- Canalizará sus emociones y estas no serán las que dominen sus comportamientos
- Integrará en su estructura cognitiva: la tolerancia, el respeto, la amistad, el compromiso, el perdón, la diferencia….
Es muy importante que aprenda a expresar sus emociones para conectar con ellas y con las de los demás. Así evitará convertirse en un analfabeto emocional y tener consecuencias tan negativas como:
- Actitud agresiva/ansiosa
- Depresión
- Problemas con la alimentación/sueño
- Bajo rendimiento escolar
- Abuso de drogas y alcohol en la adolescencia…
En resumen, hay que facilitarles un ambiente con experiencias y valoraciones positivas cómo en las pautas anteriores, que le exija cada vez más y que acepte errores y fracasos sin desanimarse ni desanimarlo.