Los abuelos tienen un papel fundamental en nuestras familias que no se limita sólo a jugar y entretener a nuestros hijos, sino que además les convierte en educadores.
Hay abuelos de fin de semana, son los que se quedan con sus nietos de forma esporádica y abuelos que están presentes toda la semana, que ejercen responsabilidades cotidianas durante el tiempo que pasan con sus nietos por necesidades laborales y económicas de los padres.
En cualquiera de los casos la relación abuelo-nieto se caracteriza por ser: cariñosa, de mimos y de conceder caprichos e inevitablemente crea entre ambos un vínculo que se mantiene por el simple placer de estar juntos.
Para los nietos la relación con sus abuelos se convierte en una relación de diversión y de adquisición de sabiduría. Los abuelos son cómo un almacén de experiencias. Descubre a sus nietos por ejemplo, cómo fueron sus padres a su edad, les cuenta sus travesuras y aventuras y los niños adquieren una idea de sus padres más próxima a ellos.
Los abuelos relativizan mucho la importancia de algunas cosas como la apariencia o la capacidad de consumo porque la vida les lleva a dar importancia a valores como la salud, la familia o los amigos y así se lo hacen saber a los nietos. Entienden que los conflictos padres-hijos son parte de la convivencia y su experiencia les convierte en grandes mediadores cuando se producen fricciones entre ambos.
La experiencia y la edad le confieren autoridad que sus nietos aprenden a respetar.
Los abuelos normalmente están jubilados o tienen menos cantidad de trabajo y pueden dar otra calidad al tiempo que pasan con sus nietos: escuchándolo, preguntándole, hablando con él de diferentes temas que le preocupan, jugando y todo sin prisas.
Por todo ello: “los abuelos son el complemento perfecto a la educación de los padres para nuestros hijos”. Agradéceselo cuando los veas.