¡No te vayas con extraños! Es una de las frases que más decimos a los hijos. Pero este experimento demuestra que ellos tienen su propio concepto de lo que es un «extraño».
El estudio llevado a cabo por el equipo de AR pone la piel de gallina a los padres mostrando una realidad que aunque inquietante, responde a lo esperable en la infancia.
Para los más pequeños un extraño es un monstruo de cuento, alguien que viste de manera distinta a lo que están acostumbrados a ver, una persona que les chilla o les asusta con sus gestos y/o lenguaje. Si alguien extraño con aspecto de «padre» se acerca con algo atractivo para los niños (perrito, chucherías, un móvil) y con tono dulce, les dice que le acompañen probablemente será imposible para el niño no sucumbir.
Ojo! los niños no miden el peligro como los adultos y ,como en el vídeo, hasta que no vean el pánico de sus padres en la cara, no serán conscientes del peligro que han corrido.
Debemos asustarnos? Mejor pensemos en enseñar a nuestros hijos qué hacer cuando un extraño se acerque a ellos:
- Los adultos saben más que los niños si alguno te pregunta algo consúltaselo a mamá antes.
- Si no lo conoces es un extraño: aunque diga «soy amigo de tu papá» . Puedes decirle: «espera que le pregunto, está ahí al lado»
- Los desconocidos no regalan cosas. Si te ofrecen algo pregunta primero a tus padres si puedes cogerlo.
- Puedes decir No!. Cuando te pida ir a algún sitio que esté lejos o acercarte a otro adulto y contarle lo que te ha dicho/pedido.
Ellos tardaran en aprender a desconfiar de los extraños. Nosotros tendremos que estar atentos y enseñarles a buscar el equilibrio entre saber confiar en las persona, sin dejar de ver señales en el otro que nos advierten de un posible peligro. Pero eso será otro tema…