¡¡Qué Manía!!

Una manía es algo que realiza el niño al principio para disminuir su ansiedad. Después puede repetirla por el miedo, aburrimiento o malestar.

 

Casi todos tenemos alguna manía que arrastramos desde la infancia; de manera que si los adultos contamos con malos hábitos adquiridos, no es raro que los niños también los tengan.

Las  manías son conductas que se repiten muy a menudo, pueden ser muy diversas. Por ejemplo las manías más frecuentes: chuparse el dedo, morderse las uñas y los dedos, rascarse, dar cabezazos, balancearse, hurgarse la nariz, hacer movimientos rítmicos, enrollarse el pelo… No os asustéis si el niño está atravesando algún periodo de angustia, preocupación, aburrimiento o excitación, ya que en estos casos es habitual que estas pequeñas manías se den de forma más frecuente.

Estos hábitos no molestan al niño, sino todo lo contrario: le producen alivio, relajación y tranquilidad. Lo habitual es que estas manías sean pasajeras y ellos mismos dejen de hacerlas. Sin embargo, a los padres sí les resulta incómodo y con toda su buena intención utilizan todos sus medios para solucionar el problema. A veces al insistir en corregirla se fomenta. Por lo tanto, evitar esta actitud es el primer paso para intentar poner fin a las manías de vuestro hijo.

 

Proponemos algunas pautas que pueden ayudar a controlarlas o conseguir que disminuyan en frecuencia:

 

  • Distraer la atención del niño hablándole y dándole alguna actividad que sea incompatible con el comportamiento, como pedirle que sujete algo con las dos manos si se chupa el dedo: “Sujétame por favor estos libros que quiero cambiarlos de sitio”.
  • No señalar el comportamiento y menos en público. Limitarnos a darle un objeto, una tarea, algo que no le deje seguir haciéndolo. “Llévame la leche a la cocina”, cuando se muerda las uñas.
  • Acercarnos y, sin decir nada pero de forma firme, hacer un gesto que le impida seguir con la manía, por ejemplo, retirarle la mano de la nariz y luego seguir con lo que estábamos haciendo.
  • Establecer con él una palabra clave que le recuerde que tiene que dejar de hacerlo, por ejemplo: “Stop”.
  • Cualquier comportamiento que signifique vencer la manía tiene que ser reforzado con una frase seguida de una sonrisa, una caricia, etc: “Que bien que te metas las manos en los bolsillos”
  • Repetir alguna de estas pautas cada vez que el pequeño emita el comportamiento

 

Las manías pueden ser muy resistentes, no debemos desesperarnos. Hay que mantener las pautas anteriores, combinarlas y aplicarlas según el efecto que vayan teniendo en el niño. Lo importante como casi siempre es, la CONSTANCIA.

Más artículos

LAS PALABROTAS

Las palabrotas oídas en niños suenan muuucho. Aunque las usen sin intención puesto que no conocen su significado, es hora de aprender que ofenden al

Leer más >

CELEBRAR EL CUMPLEAÑOS

La celebración de los cumpleaños a debate. ¿A quién no le gusta una fiesta? ¡Hay que celebrarlo todo! somos muy fans de esta filosofía. Así

Leer más >