Cómo seguir siendo una pareja después de haber sido padres.
¿Por qué nos cambia tanto la llegada de un hijo?
Todo ese tiempo libre que teníamos después del trabajo ahora será el tiempo más ocupado; las noches de juerga y los domingos entre sábanas se quedarán sólo en un recuerdo; y decirle a la pareja “Eres lo que más quiero en el mundo” no será completamente cierto, habría que agregar “Bueno, uno de los que más quiero”.
A partir de la llegada del hijo para mantener la sensación de satisfacción en pareja una de las claves será el reparto de nuestro tiempo, habrá que mantener tiempo para la familia (que se verá muy ampliado), tiempo para la pareja (que implicará un esfuerzo extra porque el cansancio nos hará perezosos), tiempo para cada uno y tiempo para los amigos. En la medida que respetemos esta partición aunque se vean afectadas en cantidad, aumentamos la probabilidad de salir reforzados de la experiencia de ser padres.
Un hijo también cambia lo que somos. La mujer de mi vida es la madre del niño y/o el padre de mi hijo es mi pareja. En este proceso de pasar de pareja a padres se trata de poder sumar. Hay que conciliar ambos roles, asumir el nuevo sin abandonar lo que ya somos y no siempre resulta fácil.
Aunque seas una persona muy equilibrada, convertirse en madre/padre es conmocionante.
El bebé es muy nuevo y no se sabe bien qué puede pasar, la incertidumbre sobre cómo actuar marca los primeros días. A medida que pasa el tiempo, la sensación de zozobra desaparece y la pareja se siente más tranquila pero la actividad incesante continúa: la comida, los pañales, los gases… Cada tres horas se repite el ciclo. ¿Cómo encontrar tiempo para una ducha o un cambio de ropa? ¿Cómo superar el cansancio y atender otras áreas de la vida?
La clave está en compartir
Es necesario compartir el cuidado del hijo. Sobre todo al principio, si la pareja es capaz de apoyarse mutuamente, podrá compartir tareas y que cada cual ocupe su sitio en la familia sin que nadie resulte sobrecargado.
Las claves para que todo vaya bien desde el comienzo son:
- Distribuirse los cuidados del hijo. Ej: el que llega más tarde lo puede bañar, mientras el otro se toma un tiempo y retoma la cena del niño. Hay que desembarazarse de prejuicios, los hombres no saben menos que las mujeres sobre los bebés. Los dos saben lo mismo: al principio nada y poco a poco, mucho. Así que desde que nace el hijo se puede ejercer de padres: cogerle en brazos, cambiarle el pañal, alimentarle, aliviarle los gases, pasar tiempo con él.
- Saber que además del bebé hay una relación de pareja que cuidar. Pe: elaboremos una agenda de actividades algunos ejemplos de lo que puede contener es: salgamos, al menos un viernes al mes el plan lo establecerá cada vez un miembro de la pareja, marquemos una frecuencia de relaciones sexuales, utilicemos el final del día para charlar 10 minutos. Y sobre todo…no nos quedemos en buenas intenciones el cansancio no puede ser la razón por la que no cumplamos los compromisos adquiridos ¿o es que dejamos de ir a trabajar por pereza?
- Darse tiempo para adaptarse sin obsesionarse con que salga todo bien a la primera. EJ: todos los niños lloran y no siempre sabemos lo que les pasas, es poco probable que disfrutes el primer baño de tu hijo.
De los cuidados que se prodiguen depende gran parte del bienestar emocional de la pareja. Las caricias, abrazos, piropos, las manifestaciones de deseo que se prodiguen, es clave para sostener la pareja y afrontar juntos la paternidad.