¿Tienes complejos? Seguro que sí, todos tenemos algunos aunque cuando se los descubrimos a los más íntimos nos recriminan lo estúpido de los mismos. Podemos elegir entre vivir acomplejados o aprender a convivir con los nuestros.
La diferencia está en establecer unas fundamentales normas de convivencia.
Paso a relataros un listado definiendo las normas de convivencia que facilitan compartir la vida con los nuestros complejos:
- Se pueden disimular, algunos incluso los puedes hacer desaparecer – bendita estética-. Pero nunca, nunca podrán ser la razón por la que dejes de hacer algo que te apetece.
- Aprende a reírte de ellos en cualquier circunstancia. “Ríete hasta de tu sombra”, si hay algo que le gusta a la gente es el buen humor.
- Piensa que no tienes porque gustarle a todo el mundo, ¡es imposible! Don perfecto también tiene sus propios complejos simplemente sabe cómo mantenerlos a raya.
- Tus complejos no son tan importantes como para dedicarles tu preciado tiempo, dirige tu energía a pensar en cosas más interesantes.
- Ser distinto marca la diferencia. Los estereotipos son realmente aburridos, todos son iguales. Es genial estar delgado, pero de nada te sirve cuando hay que hacer los deberes con los niños.
- Tus complejos no te hacen peor persona, ni menos válida, ni inferior. Lo que piensas de ellos es lo que te hace sentir así. Aleja de ti ideas tan “peregrinas” como que el tamaño de tus orejas hace que todo el mundo se fije en ti.
- La autoestima no depende de tu peso, tus orejas, tus gafas, tu altura o tu nariz sino del autoconcepto que tengas de ti mismo. Así que ponte las pilas y céntrate en todo lo que haces bien (que es más de lo que crees seguro)
Prueba a ponerte normas que os faciliten la convivencia a tus complejos y a ti. Si este listado no da resultado y tus complejos te ganan la batalla no lo dudes, ven a vernos y te enseñamos a “mantenerlos a raya”.